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«Con 100 caracteres tengo de sobra para decir lo que tengo en la cabeza»
Hace 10 años, con un ordenador y una conexión a internet, el ser humano tenía la capacidad de acceder al 95% del conocimiento disponible en el mundo, según el estudio publicado por Martin Hilbert en Science en 2010.
Revista Science 2010
Algunos estudios de neurociencia enfocada al comportamiento han concluido que el 95% de nuestras decisiones provienen del subconsciente. El cerebro, en muchos casos, utiliza el 2% de su energía para procesar pensamientos y actividades conscientes. ¿Tendrá esto alguna relación?
El doctor Michael Shadlen, investigador principal en el Instituto del Comportamiento del Cerebro Mortimer B. Zuckerman, de Columbia, afirmó hace un tiempo que “la mayoría de nuestros pensamientos ocurren por debajo del umbral de la conciencia consciente.
Somos lo que pensamos, ya lo decía Descartes “pienso, luego existo” y también hay una campaña publicitaria de una multinacional telefónica que tiene como slogan “pienso, luego actúo”. Ambas frases la ciencia ha corroborado que tienen un fundamento muy real.
Nos comportamos según la información que tenemos en nuestro cerebro y la manera cómo lo interpreta la mente.
Si estás leyendo este texto, asumo que se cumplen varios factores:
¿Cierto?
En el último punto, accedes a un universo de noticias e información “sin filtro” ( y lo pongo entre comillas porque no es del todo real), tu mente comienza a ser bombardeada por miles de estímulos que entrarán a tu cerebro a través de tres sentidos (oido, vista, tacto) y en ese momento ocurre un gran estallido de emociones.
En nuestro sistema límbico se encuentra lo que se considera “El Centro emocional”, la Amígdala. Este pequeño lugar de nuestro cerebro tiene como función la creación constante y automática de emociones, las cuales generarán una estrecha relación con las experiencias que estás viviendo, alojándose en tu memoria a corto y largo plazo.
¿Esto quiere decir que si en el planeta hay 4.500 millones de personas con acceso internet, los 3000 millones restantes son libre pensadores? A lo mejor no están contaminados por las fakenews y por el contrario son conscientes de su 5% de pensamientos puros. ¿Verdad?
¿Sigues creyendo que la Marimonda es Mickey?
Cada vez son menos las personas que van al circo o al zoológico a ver animales en cautiverio. ¿Será porque ya no hace falta ver tanto comportamiento animal si lo tenemos en internet? Y no me refiero a ver documentales en youtube o en Netflix.
Entrar en Twiter on en Facebook es como ir a un parque de atracciones combinado con programas del corazón y un toque de gran hermano, pero a gran escala. Y encima gratis!, bueno no del todo, que ya te costó ceder tu privacidad.
Cada publicación puede tener un 50% de probabilidad de generar rechazo y otro 50% de generar empatía. Todo dependerá del estado de ánimo con el que se levante quien te lea. Además a eso deberás sumarle sus creencias religiosas, políticas, profesionales, familiares, espirituales y personales. Es decir, que esa probabilidad de empatizar con el otro se reduce al menos en un 10% , si eso!
Por otro lado el algoritmo de compatibilidad que está detrás del consumo en redes también hará lo suyo, bloqueando o desbloqueando quien te ve y quien no, a quienes ves tu y a quienes no. Todo el mérito es tuyo. Ese universo de probabilidades lo has programado, si tú, desde tu sistema límbico hace más de 10 años y a día de hoy sigues haciéndolo.
Cada vez que das un like, comentas, compartes o insultas, tus emociones le dan parámetros de consumo a esa Red Zoocial para que te siga enviando contenido parecido o relacionado según lo que te mueve emocionalmente. De esta manera la visión de tu mundo se reduce a lo que tus emociones, es decir lo que tu sistema límbico decide: tu subconsiente.
¿Seremos entonces un sub-producto de una programación externa dirigida a aumentar la fuerza sináptica del sistema límbico, nuestro lado más animal?
Esa respuesta te la deberás responder tu. Yo tengo mi propia respuesta a esa pregunta, pero ya bastante tienes con la programación externa que recibes como para sumar algo más a tus creencias con mi opinión.
Como última reflexión, la más reciente, las redes zoociales, actualmente están siendo consumidas por una humanidad en modo automático. Nuestro lado mas animal es quien consume el contenido, lo comparte y luego piensa y actúa en consecuencia de las emociones que sintió.
La tristeza, el enfado, el odio, la alegría, el miedo, la frustración, el estrés… todo lo que estás experimentado a diario hace parte de cómo tienes “cableado” tu cerebro y sobrealimentado por las aplicaciones que tienes a un click de distancia de tu mente.
Respondámonos varias preguntas:
Si tus respuestas han sido SI, has caído en la red. Estamos tan atrapados al sonido de las notificaciones del whatsApp, Facebook, LinkedIn, Instagram, Twiter y demás plataformas que si te lograras grabar en vídeo, te darías cuenta que tan esclavo eres de las emociones y del efecto químico que hacen las redes zoociales a tu lado animal. El perro de Pavlov y tu no tienen mucha diferencia. Al sonar la campana sales babeando a alimentarte de la pantalla.
Tu, yo, nosotros, vosotros, ellos… todos respondemos al llamado animal del zoológico virtual. Y entre más tiempo pasemos invirtiendo nuestra energía paseando por internet y buscando aprobaciones de los demás, no dejaremos de tejer nuestra propia red sin poder salir de ella.
¿Te gustaría entrenar tu mente y tu cerebro para salir de ese automático emocional en el que vives? Contacta conmigo y apúntate a mis talleres online en Inteligencia Emocional o a mis sesiones de Mentoring individual. Tu cerebro te lo agradecerá.
www.hectorpuche.com/mentoring
Mi propuesta en este artículo es hacer un ejercicio de tener una visión más allá de lo visible.
De nuestros cinco sentidos, hemos entrenado la vista como el mayor filtro para percibir e interpretar lo que nos rodea.
La neurociencia ha demostrado que nuestro cerebro emite más señales a los ojos que al contrario. ¿Interesante verdad? Luego del 100% de lo que vemos, no es lo que ha percibido objetivamente el ojo, sino la interpretación que hace la mente del estímulo exterior. Lo que el cerebro no comprende… el ojo no lo ve.
Esto me hace recordar una sugerencia que algunas escrituras sagradas nos han dicho durante miles de años: “leer entre líneas”
Esa capacidad que nace con nosotros, la perdimos. ¿Podemos desarrollarla? Si, con un entrenamiento adecuado.
¿Les suena Li Wenliang?
Fue el oftalmólogo que, junto a otros siete (7) médicos, fue el primero en lanzar la alarma sobre el Covid19. Para quienes no conozcan la historia se la resumiré, pero no tiene desperdicio porque para mi está llena de simbología y de un mensaje profundo.
Este médico de 34 años el 30 de diciembre de 2019 escribió un mensaje a un grupo de antiguos compañeros de facultad de medicina, el cual contaba que en su hospital de Wuhan habían ingresado siete (7) pacientes con síntomas muy similares al SARS del 2003, pero ingresaban presentando un tipo de conjuntivitis. Según expertos, la congestión conjuntival anormal tipo conjuntivitis y, en otros casos, una conjuntivitis folicular podría ser un síntoma temprano de coronavirus. Dos meses más tarde, una enfermera identificada como Chelsey Earnest, perteneciente al Life Care Center en Kirkland, ubicado en el estado de Washington aseguraba que una característica notoria a tener en cuenta en los pacientes que llegaran a urgencias, eran los ojos rojos.
El propósito de Li con ese mensaje era que sus colegas tuvieran cuidado y alertaran sólo a sus familiares de un posible brote, pero uno de sus compañeros lo publicó en las redes y el efecto dominó comenzó.
Cuatro días más tarde la policía le detenía por “difundir rumores”, un cargo que en China está penado hasta con siete (7) años de cárcel. Li, junto a sus otros compañeros, tuvo que firmar una declaración admitiendo su “error” y prometiendo no volver a hablar de ese tema.
El 8 de enero del 2020 El Dr Li atendió una paciente que acudía a un control oftalmológico por glaucoma, sin saber que llevaba el virus.
El 10 de enero Li Wenliang presentaba dolor de garganta, fiebre, tos y dificultad respiratoria. Dos días después lo ingresaron por contagio.
El siete (7) de febrero varios medios Chinos y la OMS confirmarían su muerte de manera oficial.
Ahora viene lo interesante para mi.
Esta pandemia nos lleva tratando de enseñar que estamos 100% desconectados de nuestro propósito como seres humanos. El virus se presenta como un ataque dirigido a nuestros sentidos, filtros diseñados para la interpretación de la realidad.
No fue gratuito que los primeros pacientes presentaran enfermedades relacionadas con los ojos.. ¿Qué teníamos que ver y nos negábamos a ello?
Luego la policía, obligó a que Li y sus colegas anularan no solo lo que habían visto, sino lo que habían escuchado y comunicado (vista, oído)
Para quienes no sepan con exactitud, hay varios tipos de conjuntivitis y una de ellas fue la que diagnosticó Li: la conjuntivitis infecciosa. Esta representa, aproximadamente, un tercio de todas las conjuntivitis y puede ser debida a bacterias o virus.
¿Sabes cuántas personas hay en cuarentena a nivel mundial? Aquí tres noticias.
Una de cada tres personas está en confinamiento por covid-19 en el mundo ( https://www.semana.com/mundo/articulo/se-estima-que-un-tercio-de-la-poblacion-mundial-quedo-confinada/658823)
Coronavirus: un tercio de la población mundial está en confinamiento (https://www.perfil.com/noticias/internacional/coronavirus-un-tercio-de-la-poblacion-mundial-esta-en-confinamiento.phtml)
Un tercio de la población mundial, confinada por coronavirus. El último país en decretar un encierro masivo en casa para sus ciudadanos ha sido la Índia (https://www.elperiodico.com/es/sociedad/20200324/un-tercio-de-la-poblacion-mundial-confinada-por-coronavirus-7903274)
Un tercio de la conjuntivitis se presenta como virus. Un tercio de personas en el planeta están en cuarentena. ¿Y esta coincidencia? Por lo menos graciosa.
El término transpersonal significa “más allá” o “a través” de lo personal, y se refiere a las experiencias, procesos y eventos que transcienden la habitual sensación de identidad, permitiendo experimentar una realidad mayor y más significativa.
Walsh y Vaughan (1994) y Daniels (2008)
Como se hizo caso omiso al mensaje que estaba dando éste portador (Covid19), «la vida» emitió otro comunicado aún mayor y más contundente una semana después de la mano de una paciente con glaucoma.
El glaucoma es una enfermedad del ojo que le roba la visión de manera gradual. Por lo general no presenta síntomas y puede resultar en la pérdida de la visión de manera repentina.
Y aquí comienza mi interpretación Transpersonal.
Un medico especialista de ojos, cuyo propósito es sanar la visión de sus pacientes, se le obliga a no reconocer (ver) una evidencia médica.
Tres meses más tarde el virus se había esparcido a lo largo del planeta porque ninguna autoridad competente quiso “Ver” a tiempo lo que se venía encima. ¿De manera repentina, como el glaucoma?
Como medida de prevención los sanitarios deben protegerse ojos, nariz, boca y no entrar en contacto físico con nada infectado (Cuatro de los cinco sentidos)
He seguido de muy cerca las reacciones de amigos, familiares y colegas próximos a mi y en todos se ha repetido un patrón de comportamiento: La soberbia.
Soberbia se puede definir como la creencia de que todo lo que uno hace o dice es superior, y que se es capaz de superar todo lo que digan o hagan los demás.
¿Dónde he visto la soberbia?
Primero en mi, porque he escrito este artículo creyendo que he visto algo que otros no han visto. Y es por eso que la presento como una propuesta, una simple teoría de miles de millones que hay en las redes sociales.
Por otro lado, no hay duda de que la idea de permanecer en casa fue, es y seguirá siendo muy cuestionada. Comenzó como una sugerencia dirigida al sentido de responsabilidad de los ciudadanos, hasta modificarse en una norma o ley de estado en gran parte de los países infectados.
Las leyes de los países se crean en respuesta al reflejo de los niveles de consciencia de sus ciudadanos.
Ley de Correspondencia
El beneficio personal y la cantidad de creencias desde el Ego alimentaron el orgullo individual y colectivo hasta que despertó la soberbia. Apareció en los médicos, en las autoridades, en catedráticos, epidemiólogos, en quienes están a favor de las teorías conspiradoras, en los políticos y periodistas, en jóvenes, mayores y ancianos. Todos hemos pasado por estados de soberbia.
La sociedad mundial había vuelto a comportarse desde el automático: eso aquí no pasa, eso les ocurre a los chinos por ser como son y comer cuanto animal se les cruza. Luego en España dijeron lo mismo de los italianos y los ingleses de los europeos, y los estadounidenses del resto del mundo. Nos convertimos en jueces y verdugos, acorde a nuestro nivel de consciencia.
Y aquí estamos. Sin querer comprender qué significado Transpersonal tiene todo esto.
Pero cabe destacar que una pequeña minoría se libró de ser contagiado por su ego. Quienes han aceptado desde el minuto uno y tuvieron la capacidad de adaptarse renunciando a sus deseos, sin sentir rabia, tristeza, decepción, ansiedad, frustración, miedo, indignación… esos trascendieron la pandemia física, mental y espiritualmente. Todos los demás conectamos con nuestra parte más animal del cerebro: la supervivencia.
Enunciaré algunas afirmaciones (en términos generales) que alimentan nuestra ignorancia y nuestra limitación mental.
Mi micro-análisis es el siguiente: Estamos 100% contagiados, no cabe duda.
Estamos contagiados de Ego.
Estamos contagiados de orgullo.
Estamos contagiados de soberbia.
Estamos contagiados de ignorancia.
Estamos contagiados de creencias.
Estamos contagiados de doble moral.
Estamos contagiados de irresponsabilidad.
Estamos contagiados de incoherencias.
El contagio ha sido una manifestación de lo infectados que estábamos por dentro y a día de hoy seguimos sin querer verlo.
El Dr. Li a día de hoy es considerado un héroe nacional en China, un símbolo de lucha. Pero te sugiero que no veas el símbolo que crean terceros para encubrir sus deficiencias, señalar culpables o lavarse las manos. Mira más allá con los ojos de ese oftalmólogo que, en verdad, fue el maestro que quiso enseñar a sus alumnos a comprender una realidad que se tenía que ver con los ojos de la intuición, buscando patrones, leyendo entre líneas, apostando por la coherencia y sugiriendo, quizás sin saberlo, un cambio de consciencia.
Ahora que el universo te propone que anules los sentidos que diariamente has entrenado para vivir en un exterior imaginario, escúchale. Puede que sea hora de que le hagas caso y centres tu atención a otros sentidos, los más sutiles, los que nos conectan con quienes somos en esencia.
Todas las palabras en negrita son links directos a fuentes para que puedas contrastar la información.
Tenemos miedo a morir. Tenemos miedo a la soledad. Pero si tenemos miedo a morir solos, todo se multiplica.
La muerte nos conecta con el propósito de la existencia. Solo que cuando llega esa lección a nuestra experiencia dura un instante y si no la comprendemos de manera profunda y consciente, ese aprendizaje se desvanece y volvemos a empezar.
Si me acompañas a morir, aprenderemos juntos el valor de la vida humana, el sentido del servicio, el propósito de amor que hay en cada experiencia.
Si te acompaño a morir, tendré el honor de sentir como tu alma abraza la mía, como un segundo es infinito, como el destino unió a dos “desconocidos” para amar sin esperar nada. Siendo ellos mismos. Aprendiendo el uno del otro sin reservas. Emoción con emoción, mente con mente, alma con alma.
Gracias por permitirme acompañarte a morir. A conectar con ese gran momento presente, en el que nos damos cuenta por un segundo que la vida y la muerte son lo mismo.
Gracias por permitirme enseñarte la muerte desde el descanso, desde la gran vulnerabilidad, desde el desvanecimiento del ego y la soberbia.
Gracias por haber pactado este encuentro, este adiós que en realidad es un hasta pronto.
Gracias por acompañarme.
Ahora es cuando puedo darme cuenta que me amabas sin conocerme y yo llevaba toda la vida amándote sin saberlo.
Gracias a todos los sanitarios y enfermos del mundo.
Héctor Puche
Estoy triste y enfadado y no me había dado cuenta. Enmascaraba estas emociones con indignación por todo lo que ocurre en el planeta.
Tengo un deseo enorme de dormirme profundamente y despertar en otro sitio, en otra época, en otro planeta o quizá permanecer dormido.
A lo mejor cuando despierte allí, las cosas serán diferentes. Las personas se respetarán y serán responsables con sus actos. Nadie juzgará al otro. La naturaleza estaría en perfecto equilibrio porque esa raza humanoide tendría la consciencia despierta. Se conocería que es AMAR, si con mayúsculas.
Los virus, la violencia y la pobreza serían cuentos de terror, cuentos de un pasado muy remoto que nadie habla de ello.
Despertar en una realidad así, es lo que mi alma cansada quiere.
Suena bonito, ¿verdad? Te contaré un secreto.
Tu alma no se cansa. Quién se cansa es el Ego. Es la personalidad que tienes cuando todas sus creencias se derrumban con unos días de silencio y aislamiento.
Tu alma decidió despertar aquí, en esta realidad. No en otra, porque de ser así, tal como lo deseas, no estarías aquí. Tan sencillo como eso.
A lo mejor, algún día te darás cuenta que todo lo que deseas sale de tu Ego. Todos tus deseos: bonitos, feos, constructivos, destructivos. El deseo es un alimento fundamental para tu Ego.
Si quieres despertar en otro sitio, créalo con tus pensamientos, con tu forma de interpretar la realidad. Has una dieta de deseos. Así tu Ego se morirá de hambre.
Este planeta tal y como lo conoces es perfecto. Son sus habitantes, las personas, quienes lo hacen difícil de vivir y convivir y tu, te lo has creído.
Entonces, ¿de quién depende de que vivas la experiencia que vives actualmente? Solo de ti. De la forma como interpretas tu vida y la vida de los demás.
Si se te concediera el despertar en otro universo paralelo, ¿por qué debería ser mejor que éste? ¿Por qué quieres dejar de sufrir?
¿Has llegado a la conclusión de que esto no lo soluciona nadie? Entonces te incluyes. Te declaras incapaz de solucionar nada. Un sabio dijo una vez, que la conclusión es la pereza de seguir pensando.
Donde sea que despiertes: aquí, allá o en el más allá, será el sitio que necesitas para desarrollar tu consciencia y luego DESPERTAR.
Si ese otro universo que tanto deseas, llegaran personas que huyen constantemente de sus experiencias y además quieren que otros solucionen sus problemas, ¿crees que esa sociedad los aceptaría? ¿Podrías convivir ochenta años con una persona que culpa (te culpa) a los demás de su sufrimiento? Ese planeta o universo donde quieres despertar, no necesita más víctimas emocionales. Aquí, en esta realidad, están las necesarias.
Todo lo que desea tu Ego que tenga ese planeta ideal, es lo que te falta por trabajar internamente. Hasta entonces, ésta realidad, tu realidad, es la que te corresponde vivir. Aprende de ella encontrando la armonía y la paz interior.
Toda persona que quiera entrar en la universidad deberá prepararse antes en el colegio y acabar el bachillerato. El universo no regala nada. Los habitantes de este planeta estamos muy mal acostumbrados. Creemos que todo se nos debe dar por el simple derecho de existir. Aprende a ser correspondiente con otra realidad entrenando tu mente y tu corazón aquí y ahora.
Tu alma está en el lugar perfecto y necesario para su evolución.
LifeCoach/Speaker Investigador en Conciencia. Autor de «El viaje del elefante» El desarrollo de la consciencia en las relaciones de pareja. Pte Fundación Budhi